No se cuántos habrán visto esta película o cuántos la recordarán, pero lo que seguro que os suena es la famosa escena en la que Paul Newman se merienda 50 huevos cocidos. Pues he aquí.
La película es fantástica, una de esas películas que apetecería verse un domingo por la tarde en la que no te apetece levantarte del sofá, y eres capaz de tragártela con publicidad y todo.
La escena, mejor que al veáis.
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